lunes, mayo 24, 2010

Cambio climático: problemas con el cinturón de convección.

Las bases erróneas de una profecía equivocada.

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La Circulación Atlántica Meridional de Transporte (AMOC = Atlantic Meridional Overturning Circulation), también conocida como Cinturón Oceánico de Convección, ha sido objeto de muchos estudios desde su descubrimiento. La AMOC es la responsable principal por el clima templado de Europa y algunos científicos han advertido que el calentamiento global podría hacer que este flujo oceánico se enlenteciera o que incluso pudiera detenerse.

Este resultado bastante contra-intuitivo de un clima que se calienta provocaría una Europa mucho más fría, quizás incluso una nueva mini-edad de hielo. Un nuevo análisis de datos satelitales y de sensores de deriva no ha encontrado evidencia de que el cinturón de convección se esté enlenteciendo. De hecho, un estudio apoyado por la NASA indica que el cinturón es mucho menos susceptible de ser estrangulado por el cambio climático de lo temido por algunos alarmistas climáticos.

El calor transportado por AMOC representa una contribución sustancial al clima moderado marítimo y continental de Europa. Durante mucho tiempo los científicos han temido que cualquier enlentecimiento significativo de esta circulación pudiera tener profundas implicaciones para el cambio climático. En un artículo de 2005 de la revista Nature, “Slowing of the Atlantic meridional overturning circulation at 25° N”, Harry L. Briden, Hannah R. Longworth y Stuart A. Cunningham analizaron mediciones de temperatura y salinidad adquiridas durante cinco breves inspecciones por barco entre 1957 y 2004. Estos datos parecían indicar que el flujo en dirección norte de la circulación atlántica había sufrido una declinación de volumen del 30% hacia fines del siglo. Estos hallazgos llevaron a advertencias de que un escenario similar al desastre mostrado en el film “El día de pasado mañana” podría estar a la vuelta de la esquina.

“Una mini-edad de hielo puede llegar pronto, advierte un estudio”, fue el titular del sitio web del “National Geographic News”. “Una congelante nueva evidencia desde el océano Atlántico está causando temores de que Europa occidental podría caer pronto en las garras de una edad de hielo”, informó su artículo noticioso de 2005. “El estudio apoya las predicciones de los modelos de computadora que sugieren que el calentamiento global podría apagar la corriente del Atlántico norte en los próximos 50 o 100 años”. Pero incluso en 2005, se notó que la magnitud de estos hallazgos no parecía concordar con la variación climática observada.

Los cambios informados eran tan enormes que ya deberían haber recortado el calentamiento oceánico de Europa en casi una quinta parte, lo suficiente como para enfriar las islas británicas en 1ºC y a Escandinavia en 2ºC. Richard, Wood, oceanógrafo jefe del Centro Hadley de la Oficina Meteorológica del Reino Unido, dijo en ese momento que los descubrimientos de Bryden et al dejaban un montón de cosas sin explicar. Más recientemente, los datos de mediciones continuas de conjuntos de instrumentos fijados por cables identificaban grandes fluctuaciones anuales del flujo de convección, mayores incluso que las descubiertas por las viejas inspecciones por barco.
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La AMOC, trayendo calor a Europa y Escandinavia desde los comienzos del Holoceno.
© The Resilient Earth

Ahora, un nuevo estudio realizado por el físico oceanográfico Joshua Willis, trabajando para el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California, ha reducido aún más la probabilidad de una falla en el cinturón de convección. Mediciones satelitales con precisión de centímetros combinadas con observaciones de las boyas sub-superficiales de flotación libre de Argo indican que el flujo no ha disminuido a lo largo de los últimos siete años. Incluso, los datos satelitales indican un aumento del flujo. Así es como el Dr. Willis describió su trabajo en un resumen de “Can in situ floats and satellite altimeters detect long-term changes in Atlantic Ocean overturning?”:

Se ha predicho que el calentamiento global endentecería la AMOC, lo que resultaría en impactos climáticos regionales significativos a lo largo del Atlántico norte y más allá. Aquí, las observaciones satelitales de altura martina superficial (SSH = sea surface height) junto con la temperatura, la salinidad y la velocidad de flotas de perfil han sido utilizadas para estimar los cambios en el flujo en dirección norte, el brazo superior de la AMOC en las latitudes alrededor de los 41ºN. La media 2004-2006 de transporte mostró ser de 15,5 ± 2,4 Sv (106 m3/s) con una variabilidad estacional y anual algo más pequeña en latitudes más bajas. No hay una tendencia significativa en la fuerza de transporte entre 2002 y 2009. Los datos altimétricos, sin embargo, sugieren un incremento de 2,6 Sv desde 1993, consistente con un calentamiento del Atlántico norte durante el mismo período. A pesar de las significativas fluctuaciones estacionales e interanuales, estas observaciones demuestran que no ocurrió un enlentecimiento sustancial de AMOC durante los últimos siete años y que es improbable que hayan ocurrido durante las pasadas dos décadas.

Para los no-oceanógrafos el incremento de 2,6 Sv podría parecer no significativo pero es, de hecho, un montón de flujo acuoso. La “Sv” significa “Sverdrup”, la cantidad más grande utilizada comúnmente para expresar el volumen del flujo de agua. Se denomina así en honor del oceanógrafo noruego Harald Sverdrup que la definió: 1 Sv representa 106 metros cúbicos por segundo (mil millones de litros por segundo). Este es el flujo equivalente a todos los ríos del mundo que desembocan en el océano. De modo que no solamente el aumento de 2,6 Sv a lo largo de la década pasada lo que resulta notable, sino también la variación estacional y anual de ±2,4 Sv es impresionantemente grande. Expresado simplemente, el cinturón de convección no se está comportando en la forma que habían supuesto los científicos.

El cinturón oceánico de convección global, también conocido como Circulación Termohalina ((THC = Thermohaline Circulation) es una circulación oceánica a gran escala que es impulsada por las diferencias en la densidad del agua que ocurre en diferentes partes del océano. Termohalina es una combinación de “termo”, referida a la temperatura, y “halina”, que refiere al contenido de sal, factores ambos que contribuyen a determinar la densidad del agua de mar. Las diferencias de densidad son creadas por el calor superficial y el agua dulce que fluye de los ríos y del hielo fundente.

Hay límites bien claros entre las masas de agua que se forman en la superficie y que subsecuentemente mantienen su identidad propia dentro del océano. Estas masas de agua pueden ser ordenadas una sobre la otra, de acuerdo a su densidad. Cuando se ven impulsadas por la gravedad, el viento y la rotación terrestre forman un complicado sistema que hace circular el agua alrededor de los océanos del mundo en un patrón complicado.

El término MOC (meridional overturning circulation = circulación meridional de transporte) se utiliza a menudo para todo el sistema de circulación ya que las corrientes no están impulsadas únicamente por la densidad del agua. La AMOC es la porción atlántica del más grande sistema mundial MOC.
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El cinturón de convección en un mapa oceánico continuo.
© Avsa

La visión primitiva de los científicos acerca de MOC era la de una gran circulación ordenada que movía energía calórica alrededor del globo. Se creía que las grandes corrientes eran bastante estables, pero que podían aumentar o disminuir con los cambios de la temperatura global. Solamente una MOC debilitada podía fluir durante una edad de hielo, y cualquier cosa que pudiera interrumpir su tranquilo funcionamiento podría provocar cambios climáticos bruscos (por ejemplo, el calentamiento Bolling-Allerdo y el subsiguiente enfriamiento del Pequeño Dryas). La interrupción del flujo del cinturón de convección se cita a menudo como uno de los mecanismos para los ”puntos de inflexión” del cambio climático.

Ahora, como hemos venido a saber, el flujo no es sostenido ni responde a los efectos proyectados del cambio climático como suponían los científicos. Un cierto número de estos últimos ha presentado la hipótesis de que el cambio climático debilitaría a la MOC. Finalmente, esta predicción recorrió su camino hasta el informe del Grupo de Trabajo I del AR4 del IPCC en 2007 (véase 10.3.4 Changes in the Atlantic Meridional Overturning Circulation). Aquí vemos una parte de lo que dijo el IPCC sobre el calentamiento global y la MOC:

“La reducción en la fortaleza de la MOC asociada con un incremento en los gases de invernadero representa una retroalimentación negativa para el calentamiento en y alrededor del Atlántico norte. Es decir, a través de reducir el transporte de calor desde las latitudes bajas hacia las altas, las SSTs (Sea Surface Temperatures = temperaturas de la superficie del mar) resultarían más frías de lo que serían si la MOC permaneciera incambiada. Así, el calentamiento se reduce sobre y corriente abajo del Atlántico norte. Es importante hacer notar que en los modelos en los que la MOC se debilita, el calentamiento igual ocurre corriente abajo sobre Europa debido al papel general dominante de la fuerza radiativa asociada con el incremento de los gases de invernadero”.

El IPCC basó sus predicciones en simulaciones de 19 modelos acoplados integrados desde 1850 hasta 2100 bajo escenarios SRES A1B de dióxido de carbono atmosférico y de escenarios de aerosoles hasta el año 2100. Algunos de los modelos continuaron su integración hasta el año 2200 con forzamientos constantes según los valores del año 2100. Los resultados de estas simulaciones se muestran en la imagen 10.15 del informe, y que se reproducen más abajo. Las estimaciones de MOC para fines del siglo XX basadas en observación directa se muestran como barras verticales en el lado izquierdo.
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Tres de estas simulaciones muestran un enlentecimiento sostenido o rápido de MOC que no está relacionado con el calentamiento global. Unas pocas otras muestran valores simulados de fines del siglo XX que no son consistentes con las estimaciones observacionales. De las simulaciones modélicas que son consistentes con las observaciones de fines del siglo XX, ninguna de ellas predijo un aumento de MOC durante el siglo XXI. Las predicciones de reducciones de flujo varían desde “indistinguibles dentro de la variabilidad natural simulada hasta más del 50% en relación con la media 1960-1990”. Ninguno de los modelos proyecta una transición brusca hacia un estado detenido de MOC. En otras palabras, no se predicen “puntos de inflexión”.

Todo esto aparenta ser bueno, y estar bien, pero el caso es que MOC no está siguiendo el guión IPCC. Como muestra el artículo del Dr. Willis, no ha habido enlentecimiento a lo largo de los últimos siete años y probablemente tampoco durante los pasados veinte, años durante los cuales se estima que las temperaturas globales han aumentado significativamente. Como informáramos en ”Conveyor Belt Model Broken” , cuando estuvieron disponibles las mediciones de las boyas flotantes, los científicos descubrieron que el cinturón de convección no fluía en grandes masas tranquilas y predecibles. En la correspondencia con la Dra. Susan Lozier, autora principal del estudio en que se basó el artículo, ella sostuvo que sus hallazgos no cambiaban el comportamiento teórico de MOC.
“Realmente, las aguas del Atlántico Norte están revolviéndose, fluyendo hacia el ecuador en las profundidades y regresando hacia el polo en la superficie, pero ahora sugerimos que el flujo en las profundidades no está confinado en una corriente de bordes estrechos o “cinturón de convección”, afirmó. “Los modelos climáticos se ocupan inicial y principalmente del retorno de las aguas superficiales y nuestra investigación no tiene nada que ver con esas aguas”. El que este hallazgo no tiene un impacto potencial sobre el sistema climático como un todo es simplemente falsa modestia; cualquier cambio en el comportamiento de las corrientes oceánicas afecta la forma en que ellas interactúan. El cinturón de convección no funciona en la forma en que pensaban los científicos y eso tiene implicaciones para la transferencia global de calor, y por lo tanto del clima, a lo largo del tiempo. Ahora parecería que esa discrepancia era solo el comienzo y que la ciencia climática se ha equivocado otra vez con las corrientes del cinturón de convección.
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Profecía equivocada
© The Resilient Earth

Los modelos climáticos reciben el nombre de GCM (general circulation models = modelos generales de circulación) porque las dos partes más importantes de esos modelos son las simulaciones de circulación atmosférica y oceánica. De las dos, la oceánica contiene la mayor energía calórica y produce el impacto mayor sobre el cambio climático. Resulta claro que la ciencia climática no comprende con precisión la forma en que funciona la circulación oceánica, y esto implica que todas sus simulaciones modélicas no reflejan la realidad. El resultado de esta nueva información es que la amenaza de una edad de hielo para Europa no parece seguir siendo inminente, no al menos por un enlentecimiento del cinturón de convección causado por el calentamiento global.

Todo esto demuestra la debilidad de la ciencia que está detrás del cambio climático. Las predicciones de un futuro cambio climático están basadas en nuestro conocimiento actual sobre la forma en que funciona el clima: la teoría. Y la teoría se basa en observaciones del comportamiento del clima en el pasado: los datos. Pero los datos sobre las fluctuaciones de MOC eran escasos e incompletos. Ahora, con datos mejores, parecería que la teoría está equivocada. Esto, a su vez, significa que todos los modelos existentes están basados en presunciones incorrectas y que también pueden haber sido calibrados utilizando datos históricos erróneos. Sin embargo, las predicciones de un desastre futuro generadas por estos modelos conforman el núcleo mismo del caso de los alarmistas del cambio climático para un cambio socioeconómico radical. Y aquellos de nosotros que nos sentimos escépticos sobre los pronósticos de la ciencia climática somos considerados como tontos.
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Como dice Doug L. Hoffman:
“Cuídense, disfruten el interglacial y manténganse escépticos”.
”edad_de_hielo”

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Artículo original: “Ocean Conveyor Belt Confounds Climate Science”
Autor: Doug L. Hoffman
Fecha: abril 08, 2010
Enlace con el artículo original:
aquí
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